La moneda

En un comienzo, durante la conquista, no hubo moneda para el comercio, después aparece la primera expresión de la moneda en el Perú, la Callana, que era una pieza rudimentaria fundida con especificación de peso y ley que funcionó en Cajamarca, Lima, Cuzco y Piura. Después se confeccionó el peso, que fue un disco burdamente labrado a cincel, llevando una cruz a cada lado, su valor marcaba 450 maravedíes.

Después aparecieron los ducados, los escudos y los doblones, que hicieron más expeditiva la transacción comercial. Estas monedas eran acuñadas en las llamadas casa de moneda, que empezaron a funcionar al promediar el siglo XVI, especialmente en Lima y Potosí.

Régimen comercial del virreinato

El comercio virreinal estuvo basado en el monopolio debido al carácter exclusivista y mercantilista que prevaleció en la economía. Por efecto del monopolio, solo España podía comerciar con sus colonias. Con tal propósito, se creó en Sevilla la llamada Casa de Contratación en 1503, organismo encargado de velar por el cumplimiento del monopolio. Además, en cada virreinato funcionaba una institución llamada Tribunal del Consulado, que controlaba el movimiento comercial e intervenía en todo lo relacionado a él.
En 1561, Felipe II establece que los únicos puertos para el trafico comercial fueran Sevilla en España, Veracruz, en México y Callao en el Perú, en tanto que Cartagena y Panamá eran tenido como puertos de tránsito.

En cumplimiento de esta disposición, anualmente salían de Sevilla dos grupos de barcos cargados de mercaderías y escoltados por otros barcos de la marina de guerra española. El grupo de barcos que iba a México tomaba el nombre de flota y arribaba a Veracruz. Los que venían al Perú tomaban el nombre de galeones y llegaban, primero, al puerto de Cartagena y, de allí, pasaban al puerto de Portobelo, Allí en Portobelo, se realizaba una gran feria, a la que asistían los comerciantes limeños que hacían su arribo a este lugar, mediante la llamada Armada del Mar del Sur, hasta Panamá, y, luego, por tierra, atravesaban el istmo para llegar a Portobelo . Efectuadas las compras y ventas en Portobelo, los comerciantes se embarcaban, nuevamente, en la Armada del Mar del Sur y arribaban al Callao, desde donde enviaban las mercaderías por tierra a los pueblos y ciudades del interior del virreinato como Arequipa, Cusco, Charcas, Buenos Aires, Santiago y Montevideo. De esta manera, el Virreinato del Perú se convierte en eje comercial de la colonia. El Callao como puerto autorizado mantuvo sus preeminencia sobre otros puertos menores, tanto de la costa del Pacifico, como el Atlántico.

El monopolio no dio resultado para España; en cambio, fomentó el comercio ilícito, de contrabando, a cargo de ingleses, franceses y holandeses. Los barcos de los países contrabandistas arribaban a puertos menores, así como también a caletas y embarcaderos, desde donde se introducía la mercadería a los poblados aledaños y ciudades del interior del Virreinato, lugares estos en los que se daba el caso de mayor aceptación de estos productos que se expandían a un precio sumamente bajo en relación a los mismos artículos traídos por los mercaderes españoles. La mayor intensidad de este comercio ilícito se manifestó en los puertos del Atlántico, llámese Montevideo y Buenos Aires; esto es explicable por la lejanía en que se encontraban con respecto a la capital del virreinato, Lima, y al puerto de entrada autorizado que era el Callao. Se ha llegado a estimar que por cada 2 mil toneladas de comercio lícito entraban al Virreinato del Perú 13 mil toneladas ilícitas, es decir, de contrabando.

Rompieron también el monopolio comercial los terribles corsarios (que robaban para beneficiar a sus propios países o determinada nación europea), como los feroces piratas (que lo hacían para su propio provecho). Tanto corsarios como piratas fueron el terror de los mares y de los puertos españoles.

La minería

Fue la actividad preferente en el virreinato, por lo menos durante el siglo XVI y gran parte del XVII, para empezar a decaer en el siglo XVIII. Dentro de la actividad minera en la colonia se distinguen dos momentos: El primero que va hasta el establecimiento de la organización virreinal, caracterizado por un sistema de extracción intensiva del metal en base a una febril actividad de la superficie, desmantelamiento, apropiación, y reparto de las riquezas del antiguo Perú. El segundo presentado por el ordenamiento económico que empieza con las Ordenanzas de 1542.

Las mejores minas, por su calidad y rendimiento fueron de propiedad del Estado Español. Las minas más pequeñas, en cambio, fueron explotadas por particulares con la obligación de pagar como impuesto el Quinto Real, o sea, la quinta parte de la riqueza obtenida. Los principales yacimientos mineros fueron: Castrovirreyna, Huancavelica, Cerro de Pasco, Cajabamba, Contumanza, Carabaya, Cayllama, Hualgayoc, todas estas ubicadas en el actual Perú. Pero el descubrimiento más grande a nivel minero fue sin duda el yacimiento de Potosí, cuya producción se sustentó en la terrible mita minera. Se calcula que Potosí proporciono las dos terceras partes de la plata que hubo en el Perú, hasta que en 1776 pasara a formar parte del Virreinato del Rio de la Plata.

Los centros mineros fueron ciudades que rápidamente se convirtieron en emporios comerciales que engranaron todo un circuito comercial en el que se encontraban la ciudad de México (para Zacatecas y Guanajuato) y Lima (para Potosí, Cerro de Pasco y Huancavelica). Para la extracción de la plata las técnicas andinas incluían el método de la huaira, que consistía en el empleo de un horno al cual se le sometía el plomo, extrayéndose finalmente la plata. Pero esta plata era de una impureza notoria.

En México se llegó a descubrir una técnica que se aplicó en las minas de Potosí; consistió en mezclar la plata con el mercurio (llamado azogue). Luego, la plata se separaba, manteniéndose en un estado de pureza. La producción minera tuvo su auge entre 1572 a 1580 que fluctuó de 216 000 a 1.400.000 pesos anuales; pero disminuyo su ritmo extractivo al promediar el siglo XVII y ya en el siglo XVIII, su decadencia fue notoria debido, en gran parte, al sistema y forma empírica como se trabajaba en los centros mineros, también a la carencia de caminos para agilizar el transporte y la despoblación indígena.

Entre 1790 y 1795, según las memorias del virrey Francisco Gil de Taboada, se hallaban en explotación en su territorio (actual Perú), 728 minas de plata, 69 de oro, 4 de mercurio, 12 de plomo y 4 de cobre. Pese a que la minería era en la época una actividad desorganizada y riesgos, su auge fue tal que no menos del 40% de los yacimientos que actualmente están en operación en el Perú, ya habían sido descubiertas y trabajados en tiempos del virreinato.

Real Cédula de 1563

La Recopilación de Leyes de Indias de 1680, en Ley X (Audiencia y Chancilleria Real de San Francisco del Quito) del Título XV (De las Audiencias y Chancillerias Reales de las Indias) del Libro II, recoge los límites asignados a esta Audiencia, provenientes de la Real Cédula dictada por el Rey Felipe II en la ciudad de Guadalajara el 29 de agosto de 1563:[4]
En la Ciudad de San Francisco del Quito, en el Perú, resida otra nuestra Audiencia y Chancilleria Real [...] y tenga por distrito la Provincia de Quito, y por la Costa ázia la parte de la Ciudad de los Reyes, hasta el Puerto de Payta, exclusivé: y por la tierra adentro, hasta Piura, Caxamarca, Chachapoyas, Moyobamba y Motilones, exclusive, incluyendo ázia la parte susodicha los Pueblos de Jaén, Valladolid, Loja, Zamora, Cuenca, la Zarça y Guayaquil, con todos los demás Pueblos, que estuvieren en sus comarcas, y se poblaren: y ázia la parte de los Pueblos de la Canela y Quixos, tenga los dichos Pueblos, con los demás, que se descubrieren: y por la Costa, ázia Panamá, hasta el Puerto de la Buenaventura, inclusive: y la tierra adentro á Pasto, Popayán, Cali, Buga, Chapanchica y Guarchicona: porque los demás lugares de la Gobernación de Popayán, son de la Audiencia del Nuevo Reino de Granada, con la cual, y con la Tierrafirme parte términos por el Septentrión: y con la de los Reyes por el Mediodía, teniendo al Poniente la Mar del Sur, y al Levante Provincias aun no pacificas, ni descubiertas.

Sebastián de Belalcázar

Sebastián de Belalcázar o de Benalcázar (Belalcázar, 1480 - Cartagena de Indias, 1551), conquistador español. Su nombre real era Sebastián Moyano, y cambió su apellido debido a la población de Belalcázar (o Benalcázar), situada en Córdoba, y cercana a su lugar de nacimiento. De acuerdo con varias fuentes, pudo haber viajado al Nuevo Mundo con Cristóbal Colón en una fecha tan reciente como 1498, en el tercer viaje colombino a América, si bien José de Castellanos escribió que, habiendo matado un mulo en el año 1507, huyó de España hacia las Indias Occidentales por miedo al consiguiente castigo, y para poder escapar además de la pobreza en que vivía.

Viajó con Pedrarias Dávila a Darién en 1514, siendo nombrado capitán. Varios años más tarde, en 1524, Francisco Hernández de Córdoba lo llevó consigo a la conquista de Nicaragua, tras la cual fue nombrado alcalde de la ciudad de León. Permaneció en el cargo hasta 1527, viajando a Honduras debido a las disputas internas de los gobernadores españoles. Tras un breve retorno a León, embarcó hacia las costas de Perú, donde se unió a la expedición que preparaba Francisco Pizarro contra el Imperio inca (1532).

Tras haber ayudado a Pizarro a combatir a las tribus locales, completó en 1534 la conquista de Quito usando fondos obtenidos de sus campañas anteriores. Quito había sido la ciudad más septentrional del Imperio inca hasta ese momento, y antes de ser tomada por Belalcázar fue incendiada por el caudillo inca Rumiñahui, tras enviar el tesoro de la ciudad hacia los Andes. Belalcázar y Almagro fundaron así la nueva ciudad de Quito sobre las ruinas de la antigua población inca, llamándola San Francisco de Quito en honor de los misioneros franciscanos, por lo que en el escudo de la ciudad consta el tradicional cordón franciscano.

A continuación trató de consolidar el dominio español sobre el territorio colindante, a la vez que se dirigió hacia la actual Colombia, penetrando en el valle del río Cauca en busca del mítico El Dorado, y fundando varios núcleos como Ampudia, Santiago de Cali, Neiva, Popayán y Guayaquil (1536-1537). Cruzó el valle del río Magdalena en 1539, junto a Gonzalo Jiménez de Quesada y el alemán Nicolás Federmann, atravesando las alturas centrales colombianas y entrando en Bogotá.

En mayo de 1540 el rey Carlos I de España nombró a Belalcázar adelantado de España, otorgándole el cargo de gobernador de Popayán y de un amplio territorio ubicado en las actuales Ecuador y Colombia. Esto motivó disputas territoriales entre Belalcázar y un gobernador vecino, Pascual de Andagoya, algo muy habitual en los primeros años de la conquista. Belalcázar pudo frenar las pretensiones territoriales de su vecino, ocupando a su vez varias tierras de su rival.

Posteriormente, Belalcázar se vio inmerso en las disputas entre las familias de Pizarro y Almagro en Perú, ayudando al Licenciado Pedro de la Gasca a vencer a Gonzalo Pizarro. En 1546 ordenó la ejecución de Jorge Robledo, un gobernador provincial vecino, en otra disputa territorial. Fue enjuiciado in absentia por este crimen, hallado culpable y condenado a muerte por este asesinato, por malos tratos cometidos contra los indígenas y por participar en las luchas acaecidas entre los conquistadores. Víctima de su propia ambición, murió en Cartagena de Indias, antes de emprender el viaje de vuelta a España para apelar la decisión del tribunal

Cultura Tumaco-La Tolita

La Cultura Tumaco-La Tolita es una cultura precolombina situada entre una región costera de Colombia (Tumaco) y Ecuador (La Tolita) desarrollada entre el 600 a.C. y el 200 d.C.

Entre la desembocadura del río San Juan en Colombia y la Bahía de San Mateo (Ecuador) se han hallado numerosos vestigios arqueológicos de alto valor artístico e histórico. Destaca la orfebrería del oro y la tumbaga, en forma de bellas máscaras y figurillas antropomorfas que reflejan una sociedad jerarquizada con complejos ceremoniales. Estas piezas provienen de las tolas, enterramientos dispersos en forma de montículo con ricos ajuares que han sido víctimas en numerosas ocasiones de saqueos.

Artesanías


Es un país con grandes y conocidos atributos en este tema. Esto se da, por una parte debido a su legendaria tradición de productos de uso cotidiano, pasando por la cerámica y los usos que se le dieron, además de los metales, la cestería, etcétera, y por la otra gracias a una enorme cultura productora de textiles y instrumentos musicales.

Dramaturgia


En el campo de la dramaturgia casi no ha habido exponentes relevantes o que hayan alcanzado un alto grado de difusión, especialmente a nivel internacional. Sin duda el mejor, más prolífico y conocido es el guayaquileño José Martínez Queirolo, cuyas obras se han representado en Estados Unidos y Europa, a la vez que han sido traducidas a otros idiomas. También se lo conoce como autor de numerosos cuentos, entre los que también hay algunos creados para niños. Además es un destacado actor y dirige su propia compañía de teatro. Ganó el Premio Nacional de Cultura "Eugenio Espejo" en 2001.

Literatura


La literatura ecuatoriana se ha caracterizado por ser esencialmente costumbrista y, en general, muy ligada a los sucesos exclusivamente nacionales, con narraciones que permiten vislumbrar cómo es y se desenvuelve la vida del ciudadano común y corriente. De manera muy certera, podría decirse que Ecuador no ha dado literatos cuyos libros se vendan masivamente a nivel mundial. Pese a lo anterior, algunos escritores ecuatorianos han logrado ser medianamente conocidos en el contexto internacional, especialmente en los países hispanohablantes o iberoamericanos. Entre éstos tenemos a Jorge Icaza, Juan Montalvo, José de la Cuadra, Pedro Jorge Vera, Pablo Palacio, Demetrio Aguilera Malta, Alfredo Pareja Diez Canseco, Adalberto Ortiz, Nelson Estupiñán Bass, Francisco Tobar García, Alfonso Rumazo González, Alicia Yánez Cossío, José Martínez Queirolo, Javier Vásconez, Miguel Donoso Pareja, Jorge Enrique Adoum, Carlos Carrión, Agustín Cueva, Eliécer Cárdenas, Edna Iturralde, etcétera. Uno de los aspectos más interesantes de las letras ecuatorianas, es que éstas han producido una cantidad notable de buena narrativa, con autores que lograron fotografiar la idiosincrasia criolla y plasmarla en sus relatos. Nadie podría decir, pese a la crudeza de su contenido, que por ejemplo las novelas de Jorge Icaza no son un retrato muy hábilmente fabricado de las horribles penurias del indígena de la sierra ecuatoriana. Icaza traslada al lector al escenario que describe e incluso utiliza el mismo lenguaje que tienen los protagonistas en la vida real.

Pero la literatura ecuatoriana no se limita únicamente a Icaza y el indigenismo. También existen otros grandes expositores de la misma, como Alfredo Pareja Diez Canseco, quien destacó más que nada como novelista. Éste, en contraposición a Jorge Icaza, creó novelas esencialmente urbanas, en las que aflora la denuncia social. También fue un gran historiador. Si seguimos en la senda de los novela dedicada a la denuncia social, es imprescindible nombrar a Joaquín Gallegos Lara, cuya obra, aunque breve, es magistral al aludir a los problemas que agobian a la clase obrera y la brutal explotación que ésta sufre a manos de empresarios inescrupulosos. En "Las cruces sobre el agua" narra la peor masacre obrera ocurrida en la historia del Ecuador (1922). Demetrio Aguilera Malta, en cambio, fue más que nada un novelista costumbrista aunque también muy multifacético. En sus escritos describió al "montubio", el típico campesino mestizo de la costa ecuatoriana. Entre las mujeres que escriben está Alicia Yánez Cossío, dueña de una considerable producción narrativa, en la que se incluye la novela "Sé que vienen a matarme", una excelente biografía del tirano Gabriel García Moreno y sus crueles e inhumanos excesos mientras era presidente de Ecuador.

Religión


* Predomina la religión cristiana católica romana. Se estima que el 95% de ecuatorianos son católicos.

* El grupo de cristianos protestantes del Ecuador no llega más allá del 4% de la población nacional.

* En porcentaje mucho menor se encuentran quienes profesan la religión musulmana, católica ortodoxa, autóctona indígena, judía, budista y Baha'i.

* La presencia de judíos en el Ecuador es ínfima; apenas llega al 0.05 de la población nacional( se estima que llegan a 600) personas y está en franco descenso

Idioma


El idioma oficial y de relación intercultural es el idioma español, con sus peculiaridades y modismos propios de cada zona o región. El quichua, el shuar, el tsáfiqui y las demás lenguas indígenas son reconocidas dentro de sus respectivas áreas de uso, además de que en los ultimos años una gran cantidad de extranjeros llegan al país idiomas muy usados también son el frances, inglés ruso, alemán, japones.etc

Cultura


La cultura convencional está claramente definida por el mestizaje; producto de una mezcla de europeo e influencias de amerindio con ciertos elementos de origen africano, heredados de los antepasados esclavos de los afroecuatorianos actuales.

Las comunidades indígenas de Ecuador están integradas a la cultura convencional, pero también es necesario recalcar que los aborígenes de los sectores más remotos de la cuenca del Amazonas todavía viven bastante marginados del resto de la sociedad ecuatoriana y, en gran medida practican también sus propias tradiciones. Los afroecuatorianos están menos integrados en la mayoría convencional y, se ven especialmente afectados por el desempleo, la falta de oportunidades reales, poco acceso a la educación superior y la pobreza, además de que sufren una crónica falta de servicios públicos en sus respectivos sectores.

Balanza Comercial


La balanza comercial para el 2007 alcanzó un superávit comercial de 1.268 millones de dólares, pero éste a su vez tiene una disminución del superávit en 180 millones de dólares en relación al año pasado. Esta circunstancia se dio ya que importaciones, crecieron más rápido que las exportaciones. La balanza comercial petrolera generó una cifra positiva de 5.691 millones de dólares en el 2007; mientras la no petrolera fue negativa por un monto de 4.423 millones de dólares. Esto permitió un déficit comercial, sin considerar el petróleo, de un 19% en relación al año pasado. La balanza comercial con Estados Unidos, Europa, el Mercado Común Centroamericano y Oceanía es positiva, en cambio con la ALADI, la Comunidad Andina, Asia, África y resto de América es negativa.