Dinámica aluvional


Las lluvias estacionales dan origen a grandes inundaciones a lo largo del curso del Amazonas y sus tributarios. La profundidad promedio del río en el pico de la estación lluviosa es de unos 40 m y el ancho promedio es de unos 40 km (véase: Barzea). Comienza a crecer en noviembre hasta junio, para luego decrecer hasta el fin de octubre. En particular, la crecida del río Negro es parcialmente asincrónica: la estación lluviosa no comienza en este valle sino hasta febrero o marzo. Para junio se encuentra en su punto culmen, y comienza el descenso de las aguas ahora sí en consonancia con el Amazonas. El río Madeira (o, en español: Madera) presenta un desfasaje de dos meses, comenzando a crecer en septiembre e iniciando la retirada en abril.
La abundancia de agua en el sistema amazónico se debe al hecho de que gran parte del territorio se encuentra ubicado en la zona de convergencia intertropical, donde la caída de lluvias es máxima. Asimismo la región se halla en la área de intercambio de vientos, donde la humedad del Atlántico es empujada hacia el oeste y eventualmente forzada a ascender sobre los Andes, la segunda cadena montañosa más alta de la Tierra. Este ascenso enfría las masas de aire, creando lluvias intensas que se precipitan a lo largo de una superficie enorme, proceso sin parangón a nivel mundial.
La suave planicie aluvional (llamada vargem) que constituye la mayor parte del territorio por donde corre el río, es cubierta con hasta 15 m de agua. El nivel de líquido en Iquitos es de 6 m, en Teffe, 15 m, en Óbidos, 11 m y en Pará 4 m sobre el nivel fluvial mínimo que caracteriza la estación seca.

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